La historia comienza con un individuo dañado, un ser no deseado nacido en un rincón sucio y húmedo. Obligado a existir, adopta el nombre de Parxsito, no como identidad, sino como manta áspera que lo cubre. No es nihilista, pero odió la vida. Intentó rendirse, hasta que en el caos de sus emociones encontró una voz: su música. No canta para agradar, sino para gritar. Busca sentido donde no lo hay, creando desde su dolor. Acompañado por sus alter egos, avanza. No es héroe, es herida con ritmo. Desde el rincón, canta su verdad. Buscando sentido al absurdo.

Todo hecho en mi teléfono y escasos recursos.