María Francesca Kolbe

Cuál sería la fórmula matemática de Dios? 😳🤔🧠
E = A + Ω ??????

Cuando intento expresar lo que significa que Dios sea la eternidad, descubro que ninguna fórmula humana puede contenerlo y que, sin embargo, algo en el lenguaje del tiempo nos permite rozar un borde de su misterio. La física, con toda su grandeza, describe el comportamiento de los relojes, la velocidad, la materia, la curvatura del espacio, pero el Dios vivo no habita en la sucesión, sino en un ahora que no comienza ni se acaba. Cuando Jesús pronuncia “Yo soy el Alfa y la Omega”, no nos da un título poético, sino una la revelación de identidad que quiebra la lógica secuencial del universo, y muchos científicos y grandes pensadores siguen queriendo abarcar a Dios desde la lógica y razonamiento humano que al estar contenidas en el tiempo/espacio jamás podrán comprender en su totalidad el misterio de la eternidad, y ésto solo acaba en fórmulas o teorías sin sentido.

Jesús no dice "fui ni seré": dice "Yo soy". Y esa afirmación, que a simple vista parece una frase, es en realidad una irrupción absoluta en la conciencia humana. En Él, el inicio no está detrás ni el término delante; en Él, ambos reposan en simultaneidad perfecta. La eternidad, como enseña Santo Tomás, no es un tiempo interminable sino la posesión total, simultánea y perfecta de la vida. No avanza, no retrocede, no se deshace: simplemente es. Cuando Jesús se nombra principio y fin, es porque todo lo que llamamos historia se sostiene en su presencia como una partitura sostenida por el músico que la respira. Cada instante que para nosotros parece huir, para Él está vivo, completamente presente, sin fracturas ni distancia, todo es contenido en Él 🫠🤯😳.

Podríamos intentar expresar ésta realidad con la forma de una ecuación, pero ninguna raíz, ningún límite y ninguna constante sabrán tocar lo que ocurre más allá de la creación del tiempo. Aun así, quizá podamos insinuarlo con un trazo breve: Eternidad = Yo Soy. No pretende explicar, sino rendirse a la contemplación del Misterio. Porque ante el Dios eterno no se calcula; se contempla. Y lo más admirable es que ese Ser que sostiene galaxias y edades no permanece lejos, sino que irrumpe en nuestra historia con rostro, con voz, con manos, con heridas. El Alfa y la Omega se hace presente en un cuerpo humano que conoce el tiempo, lo habita y luego lo trasciende sin perder su humanidad. En Cristo, la eternidad se deja tocar. Por eso, cuando intento imaginar la “fórmula” de Dios, veo más bien un Nombre que no cabe en el espacio, una Presencia que abraza el origen y el destino sin moverse, una luz que no crece porque nunca tuvo oscuridad alrededor. Jesús no explica el tiempo; Jesús lo crea y lo consume, lo sostiene y lo transforma. Su eternidad no es un horizonte distante, sino un corazón ardiente que existe sin ayer y sin mañana, donde cada alma es mirada desde un amor que no envejece jamás.

La Iglesia enseña que la eternidad no es una duración interminable, sino la ausencia total de sucesión. Un “ahora” interminablemente pleno.

Santo Tomás lo explica así:
“La eternidad es la posesión total, simultánea y perfecta de la vida.”
(S.Th. I, q.10, a.1)

Jesús no está al inicio y al final como puntos separados:
Él es el tejido donde principio y fin se abrazan sin distancia. EL ALPHA Y EL OMEGA =A y Ω

Si lo pusiéramos como ecuación poética, no sería una raíz cuadrada ni una constante cósmica.
Sería: ☁️🌈 Eternidad = Yo Soy ✨️

Una “ecuación” que solo funciona cuando se vive,
cuando uno entra en ese “ahora” que no pasa,
en el que Dios mira, ama y sostiene.

Por éso la importancia de vivir plenamente el PRESENTE, un regalo atemporal en el que podemos saborear la eternidad.

Los invito a ver el siguiente video si es que aún no lo han visto y dejar un comentario 💘:
https://youtu.be/5Szuj3KANMY?si=sPvBL...

5 days ago (edited) | [YT] | 112