ב"ה Comentarios parasha vaiera. El mero hecho de que a los noventa y nueve años Avraham consideró que todavía no está perfecto y que tenía que sacarse lo que le sobra y afecta la percepción de la realidad, fue lo que lo habilitó para ser sensible a escuchar la voz de D-os hablándole.
Lo mismo pasa con nosotros. Si nos aferramos a nuestra forma cómoda (aunque sea errónea) de ver las cosas, difícilmente estaremos en condiciones de ver algo más allá de lo que esa visión nos permita. Para poder lograr nuestra verdadera libertad personal tenemos que estar dispuestos a sacarnos los “lentes” cómodos y aceptar la realidad por lo que realmente es y trabajar a partir de ahí.
El elefante
Llegó el circo a la ciudad. Toda la población vino a ver a los animales exóticos. Daniel, un hombre muy observador, se preguntó cómo era que ese gran elefante lo ataban a una pequeña estaca. ¿Acaso no podía arrancar la estaca y escaparse?
El cuidador del elefante le reveló el secreto. Cuando el elefante recién nació lo ataron a la estaca. Durante días intentó escaparse pero no pudo hasta que finalmente se dio por vencido y entendió que “no se puede liberar de la estaca”. Nunca más se cuestionó sobre esa realidad, recordando que “no puede”.
¿Cuántos de nosotros somos como ese elefante? Pensamos que no podemos lograr algo porque así nos acostumbramos a pensar desde chico. Al estar dispuestos a desafiar nuestra forma de ver las cosas, estaremos en condiciones de ver las cosas de otra manera, hasta poder ver y escuchar la presencia de D-os mismo.
TORAHJAI en ISRAEL
ב"ה
Comentarios parasha vaiera.
El mero hecho de que a los noventa y nueve años Avraham consideró que todavía no está perfecto y que tenía que sacarse lo que le sobra y afecta la percepción de la realidad, fue lo que lo habilitó para ser sensible a escuchar la voz de D-os hablándole.
Lo mismo pasa con nosotros. Si nos aferramos a nuestra forma cómoda (aunque sea errónea) de ver las cosas, difícilmente estaremos en condiciones de ver algo más allá de lo que esa visión nos permita. Para poder lograr nuestra verdadera libertad personal tenemos que estar dispuestos a sacarnos los “lentes” cómodos y aceptar la realidad por lo que realmente es y trabajar a partir de ahí.
El elefante
Llegó el circo a la ciudad. Toda la población vino a ver a los animales exóticos. Daniel, un hombre muy observador, se preguntó cómo era que ese gran elefante lo ataban a una pequeña estaca. ¿Acaso no podía arrancar la estaca y escaparse?
El cuidador del elefante le reveló el secreto. Cuando el elefante recién nació lo ataron a la estaca. Durante días intentó escaparse pero no pudo hasta que finalmente se dio por vencido y entendió que “no se puede liberar de la estaca”. Nunca más se cuestionó sobre esa realidad, recordando que “no puede”.
¿Cuántos de nosotros somos como ese elefante? Pensamos que no podemos lograr algo porque así nos acostumbramos a pensar desde chico. Al estar dispuestos a desafiar nuestra forma de ver las cosas, estaremos en condiciones de ver las cosas de otra manera, hasta poder ver y escuchar la presencia de D-os mismo.
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