Antes de conocer a Dios, yo creía que mi arte era libertad. Tenía mi propio estudio de tatuajes, asistía a convenciones, era reconocida en mi ambiente, y cada diseño que hacía parecía darme un lugar en un mundo que yo pensaba que me sostenía. Pero aunque mi vida estuviera rodeada de ruido, de colores fuertes, de estética provocadora y de éxito aparente, por dentro vivía una soledad silenciosa. No conocía la Verdad. No conocía al Dios que ve el corazón. Por eso, nunca tenía paz.
Mi arte reflejaba ese vacío interior. Marcaba pieles humanas con personajes siniestros, demoníacos, tormentosos. Me disfrazaba de figuras oscuras y me adentraba, sin darme cuenta, en un lenguaje estético que provenía más del dolor que de la luz. No era maldad: era búsqueda. Yo no quería herir a nadie. Yo solo intentaba expresar una sensibilidad atormentada que aún no se sabía amada.
Hasta que Jesús me encontró.
No me destruyó mi identidad de artista. No me quitó mis manos, ni mis colores, ni mi sensibilidad. Lo que hizo fue infinitamente más delicado y más profundo: transformó la fuente desde donde yo creaba. Entró en mi corazón, llenó mis heridas con su misericordia, quemó mis sombras con su fuego y me mostró que el verdadero arte nace de un corazón reconciliado, no de uno desgarrado.
Y entonces entendí algo que me marcó para siempre: lo que antes hacía sobre la piel de las personas… tenía consecuencias que no podía borrar. Yo dejé impresos rostros de terror en cuerpos que siguen caminando por el mundo. Y eso comenzó a dolerme. Ese dolor no venía de culpa enfermiza, sino del Espíritu Santo, que enseña a reparar con amor lo que antes se hizo desde la oscuridad.
Por eso ahora mi arte cambió de soporte, de intención y de cielo.
Si antes marcaba pieles con personajes siniestros, hoy pinto “pieles nuevas”, segundas pieles, playeras, llenas del Espíritu Santo. Las lleno de la luz del Sagrado Corazón, del fuego del Amor de Jesús, de palabras que sanan, de símbolos que bendicen, de colores que abrazan.
Antes dejaba cicatrices tatuadas. Hoy dejo mensajes que acarician el alma. Antes mis manos imprimían tormento. Hoy mis manos imprimen redención. Antes la tinta nacía de mi vacío. Hoy la tinta nace de Aquel que lo llenó todo en mí.
Pintar playeras se convirtió, para mí, en un acto de reparación. Son “pieles nuevas” que llevan al corazón de Cristo a lugares donde yo antes sembré sombras. Son pequeñas obras de misericordia que viajan sobre cuerpos vivos, recordando que el amor de Jesús tiene el poder de transformar incluso aquello que parecía perdido.
Yo no reniego de mi pasado, porque fue allí donde Dios me alcanzó. Pero hoy camino con la certeza de que la belleza verdadera no hiere, sino que sana. Y si alguna vez marqué pieles con imágenes de terror, hoy consagro cada trazo para que sea Jesús quien marque corazones con Su Amor.
❤️🩹❤️🔥❤️🩹❤️🔥❤️🩹❤️🔥🕊🕊🕊🕊🕊🕊✨️✨️✨️✨️⚡️⚡️⚡️⚡️
Si leyeron hasta aquí les agradezco y les tengo un aviso, estaré "tatuando" playeras con Sagrados Corazones 🔥🕊❤️🔥 todos los miércoles a partir de las 5 pm en la Iglesia Virgen de San Juan en Cancún. Precisamente en ése horario comienzan las liberaciones espirituales basadas en "las 6 puertas del enemigo" del Padre Javier Luzón, llevadas a cargo del Padre exorcista José Luis Larys. Podemos conocernos, conversar, acompañarme a pintar y tomar la liberación.
María Francesca Kolbe
Antes de conocer a Dios, yo creía que mi arte era libertad. Tenía mi propio estudio de tatuajes, asistía a convenciones, era reconocida en mi ambiente, y cada diseño que hacía parecía darme un lugar en un mundo que yo pensaba que me sostenía. Pero aunque mi vida estuviera rodeada de ruido, de colores fuertes, de estética provocadora y de éxito aparente, por dentro vivía una soledad silenciosa. No conocía la Verdad. No conocía al Dios que ve el corazón. Por eso, nunca tenía paz.
Mi arte reflejaba ese vacío interior. Marcaba pieles humanas con personajes siniestros, demoníacos, tormentosos. Me disfrazaba de figuras oscuras y me adentraba, sin darme cuenta, en un lenguaje estético que provenía más del dolor que de la luz. No era maldad: era búsqueda. Yo no quería herir a nadie. Yo solo intentaba expresar una sensibilidad atormentada que aún no se sabía amada.
Hasta que Jesús me encontró.
No me destruyó mi identidad de artista. No me quitó mis manos, ni mis colores, ni mi sensibilidad. Lo que hizo fue infinitamente más delicado y más profundo: transformó la fuente desde donde yo creaba. Entró en mi corazón, llenó mis heridas con su misericordia, quemó mis sombras con su fuego y me mostró que el verdadero arte nace de un corazón reconciliado, no de uno desgarrado.
Y entonces entendí algo que me marcó para siempre:
lo que antes hacía sobre la piel de las personas… tenía consecuencias que no podía borrar.
Yo dejé impresos rostros de terror en cuerpos que siguen caminando por el mundo.
Y eso comenzó a dolerme. Ese dolor no venía de culpa enfermiza, sino del Espíritu Santo, que enseña a reparar con amor lo que antes se hizo desde la oscuridad.
Por eso ahora mi arte cambió de soporte, de intención y de cielo.
Si antes marcaba pieles con personajes siniestros,
hoy pinto “pieles nuevas”, segundas pieles, playeras, llenas del Espíritu Santo.
Las lleno de la luz del Sagrado Corazón, del fuego del Amor de Jesús, de palabras que sanan, de símbolos que bendicen, de colores que abrazan.
Antes dejaba cicatrices tatuadas.
Hoy dejo mensajes que acarician el alma.
Antes mis manos imprimían tormento.
Hoy mis manos imprimen redención.
Antes la tinta nacía de mi vacío.
Hoy la tinta nace de Aquel que lo llenó todo en mí.
Pintar playeras se convirtió, para mí, en un acto de reparación.
Son “pieles nuevas” que llevan al corazón de Cristo a lugares donde yo antes sembré sombras.
Son pequeñas obras de misericordia que viajan sobre cuerpos vivos, recordando que el amor de Jesús tiene el poder de transformar incluso aquello que parecía perdido.
Yo no reniego de mi pasado, porque fue allí donde Dios me alcanzó.
Pero hoy camino con la certeza de que la belleza verdadera no hiere, sino que sana.
Y si alguna vez marqué pieles con imágenes de terror, hoy consagro cada trazo para que sea Jesús quien marque corazones con Su Amor.
❤️🩹❤️🔥❤️🩹❤️🔥❤️🩹❤️🔥🕊🕊🕊🕊🕊🕊✨️✨️✨️✨️⚡️⚡️⚡️⚡️
Si leyeron hasta aquí les agradezco y les tengo un aviso, estaré "tatuando" playeras con Sagrados Corazones 🔥🕊❤️🔥 todos los miércoles a partir de las 5 pm en la Iglesia Virgen de San Juan en Cancún.
Precisamente en ése horario comienzan las liberaciones espirituales basadas en "las 6 puertas del enemigo" del Padre Javier Luzón, llevadas a cargo del Padre exorcista José Luis Larys.
Podemos conocernos, conversar, acompañarme a pintar y tomar la liberación.
1 day ago | [YT] | 419