Ese diminuto punto, que apenas se aprecia en el vacío, es el planeta tierra, nuestro hogar.
Esta imagen tomada por la Nasa en 1990 es conocida mundialmente como Pale Blue Dot, o Pálido punto azul. Originalmente, la Nasa no tenía intención de tomar esta foto, lo que ellos querían era conseguir imágenes detalladas de los satélites de Júpiter y Saturno, además de explorar los límites del sistema solar —por lo tanto, diseñaron la Voyager 1. Esta sonda espacial, que a día de hoy todavía flota por el espacio exterior, tenía incorporado un sistema para captar imágenes de alta calidad, además de unos peculiares discos de oro en su interior. Estos discos de cobre están cubiertos de oro, que pueden reproducir los sonidos más emblemáticos de la tierra. Ya saben, por si algún extraterrestre encuentra la sonda.
El caso fue que una vez la Voyager cruzó los satélites, el equipo estaba preparado para desactivar el sistema de cámaras para ahorrar energía (recordemos que la Nasa aún recibe señales de la Voyager, así que cualquier método para ahorrar energía era bien recibido). No obstante, antes de que los ojos de la Voyager se cerrarán para siempre, apareció Carl Sagan. Famoso científico de la época, pidió algo un tanto peculiar, girar las cámaras hacia atrás y tomar una foto de la tierra.
Desde luego, esta foto no tendría ningún valor científico, pues la sonda ya estaba a más de 6.000 millones de kilómetros de la tierra, pero Sagan no quería descubrir nada, él solo quería que apreciamos lo que ya tenemos.
El pálido punto azul es una clara demostración de la delicadeza de la vida, pues ese pequeño punto es todo lo que hemos tenido, tenemos y tendremos. Se ve tan pequeño en el vasto oscuro del universo, que es imposible no contemplar nuestra propia insignificancia frente al vasto cosmos. Aun así, eso es todo lo que hay para nosotros, y si no estamos dispuestos a protegerlo, al menos deberíamos apreciar su diminuta, y delicada belleza.
Crónicas
Ese diminuto punto, que apenas se aprecia en el vacío, es el planeta tierra, nuestro hogar.
Esta imagen tomada por la Nasa en 1990 es conocida mundialmente como Pale Blue Dot, o Pálido punto azul. Originalmente, la Nasa no tenía intención de tomar esta foto, lo que ellos querían era conseguir imágenes detalladas de los satélites de Júpiter y Saturno, además de explorar los límites del sistema solar —por lo tanto, diseñaron la Voyager 1. Esta sonda espacial, que a día de hoy todavía flota por el espacio exterior, tenía incorporado un sistema para captar imágenes de alta calidad, además de unos peculiares discos de oro en su interior. Estos discos de cobre están cubiertos de oro, que pueden reproducir los sonidos más emblemáticos de la tierra. Ya saben, por si algún extraterrestre encuentra la sonda.
El caso fue que una vez la Voyager cruzó los satélites, el equipo estaba preparado para desactivar el sistema de cámaras para ahorrar energía (recordemos que la Nasa aún recibe señales de la Voyager, así que cualquier método para ahorrar energía era bien recibido). No obstante, antes de que los ojos de la Voyager se cerrarán para siempre, apareció Carl Sagan. Famoso científico de la época, pidió algo un tanto peculiar, girar las cámaras hacia atrás y tomar una foto de la tierra.
Desde luego, esta foto no tendría ningún valor científico, pues la sonda ya estaba a más de 6.000 millones de kilómetros de la tierra, pero Sagan no quería descubrir nada, él solo quería que apreciamos lo que ya tenemos.
El pálido punto azul es una clara demostración de la delicadeza de la vida, pues ese pequeño punto es todo lo que hemos tenido, tenemos y tendremos. Se ve tan pequeño en el vasto oscuro del universo, que es imposible no contemplar nuestra propia insignificancia frente al vasto cosmos. Aun así, eso es todo lo que hay para nosotros, y si no estamos dispuestos a protegerlo, al menos deberíamos apreciar su diminuta, y delicada belleza.
1 year ago (edited) | [YT] | 318