¿Qué harías si un día te quedás sin trabajo y solo tenés 500 colones en el bolsillo?
Había una vez una Azulita que se quedó sin empleo y solo tenía una moneda de 500 colones en el bolsillo. No sabía qué hacer con su vida, caminó por la ciudad sintiéndose perdida, con la incertidumbre como única compañía. Pero justo cuando creía que no había salida, se le ocurrió una idea brillante: entró a la pasamanería San José y, con esa solitaria moneda, compró 10 metros de cuerda cola de ratón. Sin saberlo, con ese pequeño gesto inició una historia de amor. Azulita salió con su bolsita de cuerda y se sentó en casa a probar nudos. Se equivocó mil veces, lloró otras tantas, rompió material, se enredó y se desanimó. Pero insistió. Tejió sus primeras pulseras con manos temblorosas y un corazón lleno de esperanza. Poco a poco, alguien le compró una… y luego otra. Creó su página, abrió su Instagram, y el hilo de su vida comenzó a trenzarse con color y propósito.
Han pasado ocho años desde aquella moneda. Hoy, Azulita no solo vende pulseras y collares, crea piezas que llevan su historia entre los nudos. Su amor por el macramé se volvió su oficio,, su arte, su modo de resistir y florecer. Y la moraleja es clara: no se necesitan grandes recursos para empezar… solo una chispa de creatividad, muchas ganas, y aunque sea una simple moneda de 500 colones. 💙
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¿Qué harías si un día te quedás sin trabajo y solo tenés 500 colones en el bolsillo?
Había una vez una Azulita que se quedó sin empleo y solo tenía una moneda de 500 colones en el bolsillo. No sabía qué hacer con su vida, caminó por la ciudad sintiéndose perdida, con la incertidumbre como única compañía. Pero justo cuando creía que no había salida, se le ocurrió una idea brillante: entró a la pasamanería San José y, con esa solitaria moneda, compró 10 metros de cuerda cola de ratón.
Sin saberlo, con ese pequeño gesto inició una historia de amor. Azulita salió con su bolsita de cuerda y se sentó en casa a probar nudos. Se equivocó mil veces, lloró otras tantas, rompió material, se enredó y se desanimó. Pero insistió. Tejió sus primeras pulseras con manos temblorosas y un corazón lleno de esperanza. Poco a poco, alguien le compró una… y luego otra. Creó su página, abrió su Instagram, y el hilo de su vida comenzó a trenzarse con color y propósito.
Han pasado ocho años desde aquella moneda. Hoy, Azulita no solo vende pulseras y collares, crea piezas que llevan su historia entre los nudos. Su amor por el macramé se volvió su oficio,, su arte, su modo de resistir y florecer. Y la moraleja es clara: no se necesitan grandes recursos para empezar… solo una chispa de creatividad, muchas ganas, y aunque sea una simple moneda de 500 colones. 💙
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3 months ago | [YT] | 5