Cuco Remijo vivía en un cerro del Guayabo. Cargaba un peso invisible que nadie entendía. Cada vez que algo le causaba una herida —una decepción, una traición, un recuerdo triste—, cortaba un pedazo de tronco y lo guardaba en su mochila. Cada tronco representaba un dolor. Con los años, su paso se hizo lento, sus hombros se encorvaron y su mirada se volvió cansada. Los demás pensaban que era un hombre flojo o viejo, sin saber que lo que lo hacía ir despacio era el peso de su pasado.
Un día, mientras caminaba, tropezó con una piedra y cayó al suelo. Los troncos se desparramaron por todas partes, y por primera vez Cuco pudo ver el motivo de su lentitud. Se sentó y pensó: —¿Por qué cargué con todo esto tanto tiempo?
Luego se respondió: —Porque no quería olvidar.
Pero enseguida se preguntó otra vez: —¿Y recordar me ha hecho sanar?
Miró los troncos, luego el horizonte teñido por el atardecer, y comprendió. Recordar no era el problema. El problema era no soltar.
Así que organizó los troncos, les prendió fuego, y mientras las llamas danzaban, sintió que algo dentro de él se encendía también. Por primera vez, caminó ligero.
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🌅 Moraleja:
A veces no es el pasado lo que nos pesa, sino la costumbre de cargarlo. Cuando lo soltamos, descubrimos que todavía sabemos volar.
Finca Sobre Ruedas
Cuco Remijo y los troncos del pasado
Cuco Remijo vivía en un cerro del Guayabo.
Cargaba un peso invisible que nadie entendía.
Cada vez que algo le causaba una herida —una decepción, una traición, un recuerdo triste—, cortaba un pedazo de tronco y lo guardaba en su mochila.
Cada tronco representaba un dolor.
Con los años, su paso se hizo lento, sus hombros se encorvaron y su mirada se volvió cansada.
Los demás pensaban que era un hombre flojo o viejo, sin saber que lo que lo hacía ir despacio era el peso de su pasado.
Un día, mientras caminaba, tropezó con una piedra y cayó al suelo.
Los troncos se desparramaron por todas partes, y por primera vez Cuco pudo ver el motivo de su lentitud.
Se sentó y pensó:
—¿Por qué cargué con todo esto tanto tiempo?
Luego se respondió:
—Porque no quería olvidar.
Pero enseguida se preguntó otra vez:
—¿Y recordar me ha hecho sanar?
Miró los troncos, luego el horizonte teñido por el atardecer, y comprendió.
Recordar no era el problema.
El problema era no soltar.
Así que organizó los troncos, les prendió fuego, y mientras las llamas danzaban, sintió que algo dentro de él se encendía también.
Por primera vez, caminó ligero.
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🌅 Moraleja:
A veces no es el pasado lo que nos pesa, sino la costumbre de cargarlo. Cuando lo soltamos, descubrimos que todavía sabemos volar.
Autor:Finca Sobre Ruedas
1 week ago | [YT] | 24